Aulas de la Naturaleza. Pineda de la Sierra 2016
Introducción
Importancia de los extintores en locales comerciales
Protección contra incendios
Cumplimiento de normativas
Tipos de extintores para locales comerciales
Extintores de agua
Extintores de espuma
Extintores de CO2
Extintores de polvo ABC
Extintores de agentes limpios
Cómo elegir el extintor adecuado para un negocio
Factores a considerar
Clasificación de incendios
Ubicación y mantenimiento de los extintores
Dónde colocarlos
Revisión y mantenimiento periódico
Normativas y regulaciones sobre extintores en locales comerciales
Legislación vigente en España
Sanciones por incumplimiento
Cómo utilizar un extintor en caso de incendio
Pasos básicos para su uso
Errores comunes al usar un extintor
Extintores en diferentes tipos de comercios
Restaurantes y bares
Tiendas de ropa y supermercados
Oficinas y locales de servicios
Ventajas de contar con extintores en un negocio
Reducción de riesgos
Mayor seguridad para clientes y empleados
Extintores recomendados en el mercado
Mejores marcas y modelos
Dónde comprarlos
Coste de los extintores para locales comerciales
Factores que influyen en el precio
Inversión en seguridad
Conclusión
Preguntas frecuentes (FAQs)
Los incendios en locales comerciales pueden causar grandes pérdidas económicas y poner en peligro la vida de empleados y clientes. Por ello, contar con el extintor adecuado es una medida fundamental para la seguridad.
Los extintores permiten actuar rápidamente en caso de fuego, evitando que se propague y causando daños mayores.
Las leyes exigen que los locales comerciales cuenten con sistemas de extinción de incendios, incluidos extintores.
Los principales tipos de extintores son:
Extintores de agua: Para incendios de materiales sólidos.
Extintores de espuma: Para fuegos con líquidos inflamables.
Extintores de CO2: Para incendios eléctricos.
Extintores de polvo ABC: Multiuso, adecuados para distintos tipos de fuego.
Extintores de agentes limpios: Ideales para equipos electrónicos.
Al elegir un extintor, es clave considerar la clasificación del incendio que puede ocurrir en el local.
Deben estar en lugares accesibles y visibles.
Es obligatorio revisar los extintores cada cierto tiempo para garantizar su correcto funcionamiento.
En España, la normativa exige que todos los locales dispongan de extintores adecuados y en buen estado.
Pasos básicos:
Retirar el pasador de seguridad.
Apuntar a la base del fuego.
Presionar la manija y descargar el agente extintor.
Cada tipo de negocio tiene riesgos específicos y necesita un tipo de extintor adecuado.
Garantizan una respuesta rápida ante incendios y reducen riesgos para clientes y empleados.
Existen muchas opciones de extintores, y es importante elegir aquellos con certificación y calidad garantizada.
El precio varía según el tipo y la capacidad del extintor, pero es una inversión necesaria en seguridad.
Contar con extintores en un local comercial es una medida de seguridad esencial que protege vidas y bienes.
Sí, según la normativa vigente, todos los comercios deben contar con extintores adecuados.
Depende del país, pero generalmente cada 6 o 12 meses.
Los de espuma y CO2 son ideales para restaurantes, ya que apagan incendios de líquidos inflamables y eléctricos.
El precio varía entre 30 y 200 euros, dependiendo del tipo y tamaño.
Se pueden adquirir en tiendas especializadas en seguridad y en plataformas online.
En la memoria colectiva, pocas imágenes resultan tan universales como la de un extintor rojo colgado en la pared. No es casualidad. Desde hace décadas, los legisladores han entendido que los equipos de protección contra incendios son una barrera fundamental entre el conato de fuego y la catástrofe. Hoy hablamos de extintores y normativas, de esas letras menudas que parecen burocracia, pero que, en realidad, son la diferencia entre un susto y una tragedia.
No basta con tener un extintor; debe ser el adecuado, estar homologado, revisado y colocado en el lugar correcto. Porque un extintor vencido o mal instalado sirve tanto como un paraguas roto bajo la lluvia. La normativa española, apoyada en las normas UNE-EN y en el Real Decreto 513/2017, marca con precisión quirúrgica qué se puede instalar, cómo mantenerlo y qué responsabilidades tienen propietarios, fabricantes y empresas mantenedoras.
Ahí empieza la clave: no hablamos de simple formalismo, sino de seguridad activa. La legislación exige que cada extintor cumpla con los ensayos de calidad y que responda según el tipo de fuego que se pueda dar en cada espacio. En otras palabras: el extintor se convierte en la primera línea de defensa, siempre disponible, siempre preparado, siempre eficaz. Y si alguien cree que basta con “tener uno por si acaso”, conviene recordar que la ley exige más rigor del que aparenta a simple vista. De ahí que, cuando hablamos de extintor, no hablemos de un objeto decorativo, sino de un salvavidas certificado.
Los extintores deben estar certificados antes incluso de fabricarse o importarse. Así lo establece el artículo 5.2 del reglamento de instalaciones de protección contra incendios. Estos equipos deben cumplir las UNE-EN 3-7 y UNE-EN 3-10, que regulan desde el diseño hasta el rendimiento. Los portátiles, por su parte, quedan sujetos a la norma UNE-EN 1866. La lógica es simple: que cada extintor responda de forma fiable frente a la clase de fuego que declare la norma UNE-EN 2.
El Real Decreto 513/2017 fija además los cronogramas de mantenimiento: trimestral, semestral, anual y quinquenal. Y señala con claridad que estas operaciones deben ser realizadas por personal autorizado, ya sea del fabricante, de una empresa mantenedora o incluso por el propio titular, siempre que cumpla con la capacitación mínima exigida. El mensaje es nítido: no basta con instalar, hay que garantizar que funcione.
Los extintores están sometidos a inspecciones periódicas. Según el Real Decreto 513/2017 y el Real Decreto 560/2010, deben someterse a prueba de presión a clase C cada cinco años, y siempre bajo la supervisión de una empresa autorizada. Este examen, conocido como prueba hidrostática, se realiza con las mismas condiciones y presiones que el primer ensayo de fabricación. Así se garantiza que el equipo resista en caso de emergencia. Y no, los extintores no son eternos: su vida útil se fija en 20 años, tras los cuales deben retirarse de servicio.
La práctica demuestra que muchos espacios, especialmente industriales y comerciales, mantienen equipos fuera de plazo. Un error que puede salir caro. Al hablar de extintores ABC, por ejemplo, hablamos de polivalencia y eficacia, pero siempre bajo el paraguas de la normativa vigente y con revisiones periódicas al día.
La instalación de extintores en establecimientos industriales es obligatoria en todos los sectores del recinto. La norma solo permite excepciones en aquellos espacios de almacenamiento automatizado, donde no acceden personas y el riesgo queda contenido en sistemas automáticos. En cualquier otro escenario, la obligación es clara: cada sector debe contar con sus propios extintores portátiles.
Y no basta con colocarlos “por donde quepan”. La normativa fija distancias máximas de 15 metros desde cualquier punto de uso hasta el extintor, además de exigir que estén a menos de 5 metros de la entrada principal y junto a las salidas de emergencia. La altura también se regula: entre 80 y 120 centímetros desde el suelo. Y si colgarlos en pared no es posible, se autorizan soportes de suelo específicos.
La legislación es especialmente estricta en este punto: donde haya equipos eléctricos o cuadros de más de 24 V, debe colocarse un extintor de CO2 de 5 kg, o bien uno de polvo BC o ABC de 6 kg. Un extintor de agua nunca debe utilizarse bajo tensión. En los de polvo químico seco, debe constar el voltaje máximo para evitar confusiones. Es decir, la compatibilidad entre el riesgo y el agente extintor no es una recomendación, sino una obligación.
De este modo, un edificio de oficinas con ordenadores, servidores y cableado debe planificar su dotación de extintores de forma distinta a un taller de carpintería, una cocina industrial o un almacén textil. La normativa no es un corsé: es un manual de supervivencia. Por eso conviene asomarse a un blog sobre protección contra incendios para mantenerse al día de estas exigencias.
La legislación establece criterios según la carga de fuego predominante en cada zona. Si el 90% es Clase A (madera, papel, textiles), la zona se considerará de ese tipo. Lo mismo con combustibles Clase B (líquidos inflamables). Cuando la mezcla no supere el 90% en ninguna, se considera zona tipo A-B, y se exige la instalación proporcional de extintores de ambos tipos. Con los combustibles Clase C (gases inflamables), la dotación se ajusta a la reglamentación específica de cada sector. Y si hablamos de metales combustibles (Clase D), entran en juego extintores aún más especializados.
El Reglamento de instalaciones de protección contra incendios impone un calendario preciso de revisiones. Cada tres meses: inspección visual, comprobación de accesibilidad y presión. Cada seis meses: verificación completa por empresa mantenedora. Cada año: mantenimiento integral. Y cada cinco años: prueba hidrostática. El incumplimiento no solo implica sanciones, sino un riesgo inasumible para cualquier responsable de instalación.
Además, la normativa aclara las responsabilidades: el titular de la instalación debe garantizar que los equipos estén operativos, el fabricante debe asegurar la conformidad de producto, y la empresa mantenedora debe dejar constancia documental de cada operación. Un engranaje que, si funciona, reduce la probabilidad de que un incendio acabe en desgracia.
Hablar de extintores y normativas es hablar de prevención, responsabilidad y protección. No se trata de cumplir por cumplir, sino de asegurar que, cuando la chispa se convierta en llama, alguien —o algo— esté preparado para apagarla. La ley pone los límites, pero la responsabilidad de cumplirlos es de cada empresa, institución y ciudadano. Porque en la ecuación de un incendio, cada segundo cuenta, y el extintor, humilde pero infalible, puede marcar la diferencia entre el desastre y la calma.