
El Circo de las Pulgas (Francia)
Casa de Don Alvaro de Luna y Patio de los Rueda
T.P. 20 minutos
Pasen y vean, o al menos inténtenlo… Con mano de hierro y guante de terciopelo, Dominique Kerignard abre la más grande de las pequeñas carpas del mundo, adoptando la personalidad del intrépido domador Alfredo Panzani, que ha cambiado sus leones y sus elefantes por una exhibición de pulgas sabias: Mimi, “la pulga más fuerte del mundo”, Zaza, que arriesgará su vida al ejecutar dos saltos mortales, y Lulú, “la pulga siciliana de la mirada de fuego”, lanzada al espacio desde un cañón miniatura. Juglares, acróbatas, comedoras de fuego y equilibristas, las pulgas amaestradas nos arrastrarán en un vertiginoso torbellino de proezas extraordinarias, ejecutadas con exquisita elegancia. Y es que a día de hoy, sólo existen tres domadores de pulgas. Tal vez porque, con tantos insecticidas, estamos acabando con ellas.
Sala Expresa
T.P. 55 minutos
Mimaia es una palabra utilizada en el sur de España para indicar un refugio o lugar de salvación en el juego del escondite. Un refugio donde desde 2008, de manera poética y cercana, esta compañía, a caballo entre Barcelona y Francia, intenta expresar su forma de ver el mundo gracias al teatro de objetos y marionetas, jugando con la realidad, dando vida a lo material. Sus creadoras, Dora Cantero, una titiritera que formó parte de Periferia Teatro y su Guyi-Guyi, y cuya voz, se diceque una de las más hermosas en el mundo de los títeres, enamora, embauca, mece entre palabras que saben a vida. Residente ocasional como investigadora en el Institute de la marionnette de Charleville-Mèziéres, Puk Theatre en Tokio, Centro Párraga de Murcia y Fabra i Coats de Barcelona, se unió en Arbequina (espectáculo intimista para adultos sobre la historia de un mismo tomando la metáfora de las variedades de la aceituna) a la actriz, músico y titiritera llegada de Suiza Mina Ledergerber-Mina Trapp, que toca todo instrumento que la eleve un poco más del suelo. De tanto ir por los aires, la flauta y el clarinete. De andar por los caminos, la guitarra y el violín. De tanta nostalgia, el acordeón.
En Adiós Bienvenida, montaje revelación en FETEN 2013, el espectador asiste a un delicioso momento de poesía y ternura sobre alguien que se apega tanto a las cosas y a las personas que no sabe decir adiós. Entre canciones de taberna y casi cabaret, habla de los los ciclos de la vida, de la necesidad de que las cosas se acaben para que algo nuevo pueda comenzar. Y es que, todos los domingos la mesa de Bienvenida se llena de marineros y pescadores que van a disfrutar de las mejores sardinas del puerto. A ella le encanta ver cómo sus clientes se lo comen todo, porque el apetito es señal de buena salud y felicidad. Pero no soporta que las cosas se acaben, y por eso cuando alguien se va sin despedirse, se pone muy triste, y una nube muy oscura se pone sobre su cabeza y empieza a llover. La tristeza se acaba y siempre hay algo que la hace sonreír de nuevo, como los días en que Petere hace trastadas debajo de la mesa a los clientes.
Una gran mesa sin mantel, con olor a pescado, una mesa en la que se permite escribir, como un gran libro abierto... Del mar a la mesa, de la mesa al mar, la vida pasa en un ciclo continuo, como el pez que se muerde la cola. Un espectáculo encantador para amantes de los títeres y del teatro.
Escuela de magisterio
T.P. 60 minutos
A través de la música, canciones, juegos y diálogos en directo –sus señas de identidad– y diversas técnicas del arte del títere (guante, varilla, mesa y actores), la compañía gaditana La Gotera de lazotea, que desde 1981 viene ofreciendo un trabajo artesanal, lleno de ingenio, sutilidad y dinamismo, aborda dos divertidas y tiernas historias dirigidas al público infantil.
La primera, realizada mediante la técnica de mesa, varilla y guante, es la historia de Cristóbal y el Buen Atún Nadador de Bolonia, un poema-canción que habla de cómo Cristóbal salva al atún de un daño irreparable, y al mismo tiempo de la relación entre el hombre y el medio ambiente en el que vive, partiendo de la base de que no son dos elementos que compiten entre sí, sino que el ser humano es una parte más de ese entorno.
La segunda, con mesa y títeres de varilla, es la historia de El molinillo mágico, una historia que ocurrió hace mucho tiempo, tanto que elagua del mar aún era dulce. En este relato, dos amigos que vivían en un pequeño pueblo del norte de Marruecos, Mohamed y Alí Bebe, se enfrentan a un hombre cuya ambición le hizo ser el rey más poderoso del mundo. Los dos niños se enfrentan entonces con el Diablo, para, con la ayuda de un molinillo mágico, conseguir que el mundo sea un lugar más alegre.
Extintores co2 2 kg
Extintor 6 kg abc
En el ámbito de la seguridad contra incendios en establecimientos industriales, el cálculo del nivel de riesgo intrínseco (NRI) representa un factor esencial para proteger tanto a los trabajadores como a las infraestructuras productivas.
El Real Decreto 2267/2004, que regula el Reglamento de seguridad contra incendios en los establecimientos industriales (RSCIEI), establece parámetros claros para determinar la peligrosidad de cada sector, definir la periodicidad de inspecciones y fijar las medidas de protección adecuadas.
Uno de los aspectos más relevantes en esta materia es la utilización de sistemas pasivos de protección, como el collarin intumescente, que se ha convertido en una pieza clave para garantizar la compartimentación y frenar la propagación del fuego en pasos de instalaciones y tuberías.
Los collarines intumescentes son dispositivos diseñados para sellar los huecos que dejan las tuberías plásticas al atravesar paredes o forjados. Ante la exposición al calor extremo de un incendio, el material intumescente que los compone se expande, bloqueando el paso de humo, gases y llamas. Gracias a este efecto de expansión, se impide que el fuego se propague de un sector a otro, garantizando así la compartimentación exigida por la normativa.
En el marco de la seguridad industrial, su instalación está directamente vinculada con el cálculo del NRI. A mayor nivel de riesgo, mayor es la necesidad de reforzar la protección pasiva con sistemas de sellado de este tipo. Además, los collarines permiten mantener la integridad de elementos constructivos con resistencia al fuego certificada, lo cual es indispensable para cumplir con las disposiciones legales.
El uso de collarines intumescentes normativa se encuentra recogido en diferentes disposiciones técnicas que complementan el RSCIEI. La instalación de estos elementos debe realizarse conforme a la clasificación de resistencia al fuego establecida en el Documento Básico de Seguridad en caso de Incendio (DB-SI) del Código Técnico de la Edificación (CTE), así como en las normas UNE-EN que regulan los ensayos de comportamiento frente al fuego.
Cada collarín debe contar con marcado CE, certificado de ensayo y ficha técnica que avale su eficacia en las condiciones de instalación para las que fue diseñado. De este modo, se garantiza que el producto responde adecuadamente en escenarios de incendio real. La normativa exige además que se instalen en todos los pasos de instalaciones que crucen elementos separadores entre sectores de incendio, lo cual incluye tanto tuberías de PVC como de polietileno o polipropileno.
El nivel de riesgo intrínseco se determina a partir de la densidad de carga de fuego ponderada y corregida, expresada en Mcal/m² o MJ/m². Según el artículo 7 del RSCIEI, de este cálculo se derivan las frecuencias de inspección y las medidas mínimas de protección.
En establecimientos con NRI alto, los sistemas pasivos como los collarines intumescentes cobran aún más importancia, ya que garantizan que la compartimentación de incendios se mantenga durante el tiempo necesario para evacuar al personal y facilitar la intervención de los equipos de emergencia. El correcto dimensionamiento de estos dispositivos no solo se traduce en seguridad, sino también en la optimización de costes, al evitar sobredimensionar sistemas activos en zonas de bajo riesgo.
El RSCIEI establece tres categorías principales de riesgo intrínseco: bajo, medio y alto. Cada una se subdivide en niveles en función de la carga de fuego:
Bajo 1 y 2: hasta 200 Mcal/m².
Medio 3, 4 y 5: hasta 800 Mcal/m².
Alto 6, 7 y 8: más de 800 Mcal/m².
En función de esta clasificación, se determinan tanto la periodicidad de inspecciones como la obligatoriedad de instalar medidas adicionales. En los niveles altos, la instalación de collarines intumescentes se convierte en una obligación ineludible para cumplir con la normativa vigente y evitar sanciones.
El Real Decreto 2267/2004 fija claramente la periodicidad de las inspecciones:
NRI Bajo: cada 10 años.
NRI Medio: cada 5 años.
NRI Alto: cada 3 años.
Estas revisiones, realizadas por organismos de control acreditados (OCA), verifican no solo la eficacia de los sistemas activos como extintores, rociadores o detectores, sino también la correcta instalación y mantenimiento de soluciones pasivas, entre ellas los collarines intumescentes normativa, imprescindibles para mantener la integridad de las barreras cortafuegos.
La correcta utilización de los collarines intumescentes ofrece ventajas que van más allá del simple cumplimiento legal:
Protección integral: aseguran que la propagación del fuego se vea contenida en el área de origen.
Reducción de pérdidas económicas: al limitar la extensión del siniestro, disminuyen los daños materiales.
Seguridad de los trabajadores: proporcionan tiempo suficiente para una evacuación ordenada.
Optimización de la inversión: permiten dimensionar adecuadamente los sistemas de protección activa.
Continuidad del negocio: reducen el riesgo de paralización prolongada de la actividad industrial.
El Ministerio de Industria y organismos técnicos ponen a disposición de ingenieros y responsables de seguridad herramientas oficiales para calcular el NRI. Estas aplicaciones permiten obtener valores fiables a partir de la superficie, la densidad de materiales combustibles y la energía calorífica.
Una vez determinado el nivel de riesgo, se define la estrategia de protección más adecuada, en la cual los collarines intumescentes normativa ocupan un papel fundamental al asegurar la compartimentación requerida en cada sector.
El nivel de riesgo intrínseco es el indicador clave que regula la seguridad contra incendios en instalaciones industriales. A través de su cálculo, se determinan las medidas de protección activa y pasiva, así como la frecuencia de las inspecciones obligatorias.
Los collarines intumescentes representan una solución eficaz y normativa para garantizar la integridad de las compartimentaciones, impedir la propagación de incendios y proteger tanto la vida humana como los activos de la empresa. Cumplir con el Real Decreto 2267/2004 y con el Código Técnico de la Edificación no solo es una obligación legal, sino una estrategia de prevención y continuidad empresarial que asegura la viabilidad a largo plazo de cualquier industria.